Al este de la isla los fiordos se funden en el Mar de Noruega y podemos encontrar glaciares, cañones y bosques. En  Skaftafell, el segundo parque nacional más grande de la isla una travesía a pie nos conduce a la cáscada de Svartifoss, célebre por sus columnas de basalto negro dispuestas como un órgano. Al sureste, el glaciar Vatnajökull, el más grande de todos los de Europa vierte sus aguas milenarias del deshielo en los ríos que recorren la isla a través de cañones como Stuðlagil, con sus espectaculares columnas pétreas, una joya hasta ahora poco conocida que se ha convertido en una romería para los instagramers.



Studlagil
Jokulsarlon




Junto a la costa atlántica la laguna glaciar de Jökulsárlón sirve de hogar a las focas y de cobijo al animal más longevo jamás descubierto: Ming, una almeja de 502 años encontrada en las profundidades glaciares. Al noreste la capital de la región Egilsstaðir nos sorprende con secretos gastronómicos deliciosos junto al bosque más poblado de la isla a las orillas del lago Lögurinn que alberga un monstruo legendario.




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Skaftafell
ring road
glaciers


La tierra de nadie

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El parque nacional de Skaftafell forma parte del parque nacional de Vatnajökull y la región también es conocida por los islandeses como Öræfi que se puede traducir como desierto o tierra donde no habita nadie. Se debe a la erupción del volcán Öræfajökull en el año 1362 y las inundaciones que le siguieron que acabaron con toda la población de la zona. Con las regulares erupciones del volcán Grímsvötn se formaron ríos glaciares que inundaron las praderas y que finalmente acabaron con la ganadería tradicional de la zona. Skaftafell tiene un clima más suave que otras zonas de Islandia y llama la atención que los abedules y fresnos son más altos de lo habitual.



Svartifoss



La principal atracción del parque natural es sin duda Svartifoss, una catarata enmarcada por columnas negras de basalto que recuerdan a los tubos de un órgano. Desde el centro de visitantes dos caminos llegan a Svartifoss y aunque se trata de uno de los tesoros naturales más visitados de Islandia no hay que desanimarse por la cantidad de turistas; estar delante de Svartifoss recompensa.
Desde el camping que se encuentra al lado del aparcamiento salen excursiones guiadas a los glaciares o incluso se puede intentar subir al pico más alto de Islandia. Hvannadalshnjúkur es un pico del volcán Öræfajökull y con 2109,6 metros el punto más alto de la isla.







Siguiendo la carretera circular hacia el este el coloso glaciar de Vatnajökull cada vez está más cerca y las aguas del atlántico norte se aproximan a la laguna glaciar que vierte sus aguas del deshielo a un kilómetro y medio de la playa de los diamantes. Esta playa luce cascotes de hielo milenario arrastrados hacia el mar por un río que los separa y que atraviesa la ring road en dirección a Höfn. Tomar un barco y adentrarte en el glaciar es una de las experiencias más impresionantes que se pueden vivir en la isla ya que en pocos lugares el acceso a un glaciar es tan sencillo.





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Jökulsárlón




La laguna del hielo

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Icebergs multicolores que flotan en el agua como enormes diamantes, una imponente lengua de glaciar se sumerge en el lago más profundo de Islandia habitado por aves marinas y focas. Jökulsárlón, el mayor lago glaciar de la isla situado en el extremo sur del glaciar Vatnajökull, casi se funde con el océano y amenaza con tragarse la principal vía de tráfico de Islandia encajada entre las dos aguas y que ofrece unas espectaculares vistas a esta maravilla de la naturaleza. Si la corriente del agua va hacia el mar el río glaciar que conecta la laguna con el océano transporta el hielo a la deriva al mar abierto o a la playa Breidamerkursandur.








Debido al calentamiento global, el glaciar se está derritiendo. Cuando llegaron los primeros colonos a la zona la lengua del glaciar se encontraba unos 20 km más al norte de su actual posición.  Hoy la laguna tiene más el doble del tamaño que tuvo hace 50 años y se cree que el glaciar habrá desaparecido dentro de los próximos 100 años.







Aunque el aparcamiento está bastante concurrido y hay muchos turistas, un tour en una lancha te aleja del ajetreo para llevarte a pocos metros de distancia del glaciar. Los operadores que organizan las excursiones proporcionan monos térmicos y aislantes contra el frío. Hay varias rutas de senderismo para explorar la zona. Cuidado con los skúa, unas aves que muestran poco miedo a los humanos y que siempre están listos para un ataque repentino si uno se acerca demasiado a sus nidos.



Al dejar atrás la laguna no imaginas que lo que te espera es aun más imponente, la carretera que serpentea por los fiordos del este atraviesa los planos visuales más impresionantes. El ring road se pasea junto al agua ofreciéndote panorámicas infinitas de los fiordos con jaurías completas de cisnes que descansan en las orillas del océano. Esta travesía hacia el noreste está llena de paradas obligatorias.



Fiordos del este

Berufjörður

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Dejando atrás el tranquilo pueblo de Höfn en dirección noreste, la carretera empieza a serpentear escarpados fiordos en cuyas aguas se reflejan los picos de las rocas volcánicas. En las orillas de la boca del fiordo Berufjörður se erige Búlandstindur, una montaña de basalto en forma de pirámide. Las mejores vistas a la montaña se tienen desde el pueblo pesquero Djúpivogur. Con su pequeño puerto y poco más de 300 habitantes, el pueblo tiene una larga tradición de comercio. A finales del siglo XVI comerciantes alemanes empezaban su actividad en el puerto y el almacén construido en 1790, llamado Langabúð, alberga hoy un café y un pequeño museo local.



A pocos metros del edificio llama la atención una moderna escultura que como informa la placa informativa fue inaugurada en 2021 por la primera ministra de Islandia Katrín Jakobsdóttir. El monumento creado por el escultor islandés Sigurður Guðmundsson es un homenaje a Hans Jonathan, un esclavo afrocaribeño que huyó de su dueña danesa y que se convirtió en un respetado comerciante de Djúpivogur. Los primeros indicios de la presencia de Hans Jonathan en Islandia son del 1812 lo que le convierte en una de las primeras personas de color que llegaron a la isla. En 1820 se casó con una campesina islandesa con la que tuvo tres hijos. Hans Jonathan murió con 47 años siendo director de la oficina danesa de comercio de Djúpivogur.

Stuðlagil




El valle Jökuldalur

Saliendo de la carretera de circunvalación en el desvío de la F923 se llega al cañón de Stuðlagil uno de los destinos menos concurridos de Islandia. Quizás se debe al hecho que la belleza de este cañón con formaciones de columnas basálticas ha estado escondida bajo las aguas del río glaciar Jökla. Debido a la construcción de la central hidroeléctrica Kárahnjúkavirkjun el nivel del río ha bajado considerablemente por lo que ahora se puede apreciar el cañón en todo su esplendor.







Para ver las profundidades del cañón existen dos opciones. Desde la granja Klaustursel y tras un camino de 5km se puede bajar hasta el río desde la orilla derecha mientras que el acceso por la granja Grund ofrece una vista desde el otro lado bajando desde el aparcamiento a la plataforma de un mirador. Para volver a la Ring Road una buena opción es elegir la ruta F907 para adentrarse en el paisaje del altiplano central de Islandia





Acceso a pie entre las columnas del río.

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Unos dos kilómetros y medio separan el último estacionamiento donde puedes dejar el vehículo del cañón, una caminata de unos 45 minutos dependiendo del ritmo te permite descender hasta las orillas del río y experimentar la sensación de encontrarte entre dos paredes construidas por columnas de basalto. Una estampa que se ha convertido en muy habitual entre los viajeros adictos al social sharing. Para llegar hasta aquí es importante que accedas por el lado este del río, existen dos aparcamientos uno está a algo más de distancia y te obliga a recorrer cinco kilómetros. Si te quieres ahorrar la caminata y disfrutar de las vistas puedes tomar la ruta al mirador.







Acceso al Mirador

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Siguiendo por la carretera en el lado oeste existe un aparcamiento junto a un puesto de perritos calientes, desde allí unas escaleras metálicas dan acceso al mirador que ofrece vistas espectaculares de este cañón que estuvo cubierto de agua hasta 2006 antes de que se creara la central hidroeléctrica de Kárahnjúkar.


Egilsstaðir & Hengifoss

Los bosques de Islandia

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Cuando llegaron los primeros colonos noruegos y daneses a Islandia se supone que un tercio de isla estaba cubierta de bosques. La deforestación impulsada por los vikingos, la intensa actividad ganadera y la actividad volcánica que ha impedido en algunas zonas su regeneración natural son las razones por las que hoy menos del 1% de la superficie de Islandia son bosques. El ambicioso proyecto de reforestación del gobierno islandés tiene como objetivo cubrir el 12% de la superficie del país con bosques. Y parece que el plan da sus primeros frutos. A pocos kilómetros de Egilsstaðir, en las orillas del lago Lögurinn está Hallormstaðaskógur, el bosque más extenso de Islandia. Desde que se plantaron 50 árboles en 1905 hoy el bosque tiene una extensión de 740 hectáreas con más de 80 diferentes especies de árboles. Comparado con otros bosques europeos Hallormstaðaskógur es un bosque pequeño, pero vale la pena detenerse y recorrer algunos caminos de senderismo con vistas al lago.

El lago Lögurinn no solamente es famoso por los bosques que le rodean sino también por una leyenda. Igual que en el lago Ness de Escocia se cree que un monstruo en forma de serpiente marina vive en el lago. El monstruo Lagarfljotsormurinn que se ha mencionado incluso es las famosas sagas islandeses según la leyenda se avistó por primera vez en 1345.
A cinco kilómetros de Egilsstaðir se encuentran los baños geotermales Vök Baths que han sido diseñados por los mismos arquitectos de los baños naturales Blue Lagoon y Mývatn Nature Baths. Para concluir una jornada de relax lo mejor es reservar una mesa en uno de los mejores restaurantes de Islandia: Nielson Restaurant.

Una caminata con recompensa

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Quizás por el sendero algo empinado desde la carretera 931 que bordea el lago Lögurinn la cascada Hengifoss no está tan concurrida como otras cataratas. El agua cae desde 128 metros y convierte Hengifoss en una de las cascadas más altas de la isla. A medio camino hacia Hengifoss se encuentra otra cascada más pequeña, Litlanesfoss, que según algunos viajeros tiene columnas basálticas incluso más bonitas que la famosa Svartifoss.



Siguiendo el sendero se percibe ya el ruido del agua de Hengifoss. Al llegar el camino se corta abruptamente y se recomienda no abandonar el sendero por el peligro de rocas que pueden caer desde la altura. Así que lo mejor es observarlo desde una distancia prudente y disfrutar del curioso estampado de las paredes que rodean la cascada. Las paredes formadas por estratos de basalto son atravesadas por finas capas de barro rojo que contrastan con el gris oscuro del basalto.
Para explorar más la zona conviene una visita al Snæfellsstofa Visitor Centre en el extremo sur del lago para obtener información sobre senderismo en la parte oriental del parque nacional Vatnajökull.